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Writer's pictureMiguel Esteva Wurts

charlie



Mi rutina cuando me levanto en las mañanas, es más o menos así: bajo a la cocina, enciendo luces, le doy los buenos días a Rosita quien trata de convencerme de que necesita croquetas -mismas que le sirvo antes de que se ponga a morderme los tobillos- me siento en la barra de la cocina, abro mi computadora en la página del NY Times, hago el mini-puzzle, empiezo el spelling bee, veo si me interesa alguna editorial del Reforma, chismeo TheVerge.com, chismeo TheGuardian.com, pongo el café, leo. A veces, Rosita me muerde los tobillos para jugar, jugamos a que le pico la barriga. Me muerde. Hoy en la mañana en The Guardian, me topé con una reseña de un libro de Charlie Mackesy: The Boy, the Mole, the Fox and the Horse. Aun sin cafeína, el libro pinta interesante. No conozco al tal Mackesy. Tengo tiempo, falta un rato para la hora en la que todos se despierten y empiece a preparar el desayuno. Googleo a Charlie, chismeo su sitio. Disfruto ese rato de metichar. Mackesy es inglés, dibuja, no escribe. Sus pinturas me gustan. El libro trata de cuatro amigos: niño, topo, zorra, caballo. Son bosquejos, fragmentos de conversaciones. No hay un hilo de historia. En YouTube encuentro un video de Charlie creando una página. Trabaja en un jardín, perro viejo a su lado. Usa una pluma fuente, de las que yo tronaría al primer trazo. Mientras dibuja, explica su proceso creativo, todo es zen. En una página del libro, los cuatro amigos caminan por un bosque. El niño dice, No veo camino de salida. ¿Ves tu siguiente paso? le preguntan. Sí, responde. Solo da ese, aconseja el caballo. Así es el libro. Ustedes riéguenla, propone Charlie, échenla a perder, no se juzguen, crear es ser valiente. De vez en cuando, me la creo.


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