(Si Beatriz Gutierrez puede entregarle una carta, todos debemos de poder hacer lo mismo)
Ciudad de México, 14 de octubre de 2020
Papa Francisco - Jefe del Estado Vaticano
Hola,
No me conoces, ni tampoco, como lo presume el actual presidente de México en su carta del 2 de octubre pasado, puedo decir que te haya visto un miércoles de Plaza en San Pedro. Tampoco soy Católico, aunque mis papás me bautizaron y en algún momento intentaron encaminarme por aquel sendero.
No te voy a atiborrar, como lo hizo el presidente en su carta, con que si eres un hombre de ideas y de que si tu proceder es consistente con ellas. ¿Quién soy yo para andarte juzgando? Intenta hacer el bien (no le vayas al Club América) y con eso basta, les pido a mis hijos.
Soy mexicano, no represento a nadie mas que a mi mismo, o sea que mi solicitud tómala con su granito de sal. Soy un hombre del pueblo, y veo que el actual gobierno como tantos otros que nos han prometido un cambio, es pan con lo mismo. Ya sabes, de esos con los que está plagado Latinoamérica. Cambio, prometen, y al final, pan con lo mismo… tortilla, en nuestro caso.
Nuestra Primera Dama (quien acá rehusa ser etiquetada con ese mote) te fue a entregar la carta a nombre del gobierno de México, en donde pide que les presten varias de las reliquias “mexicanas” resguardadas por el Museo del Vaticano. No sé que tanto poder tengas sobre los préstamos que hace el Museo -yo sé que en mi casa sería mi esposa quien tiene la palabra final con respecto a prestar “nuestras reliquias”- pero sé que hay cosas, como los libros, que si se prestan, rara vez regresan. No entiendo porque es así, pero es así.
Lo que quiero decir es, cómo decimos acá en México, “aguas, no fíes.” Si ya de por si este gobierno creó un instituto quesque’ para devolverle al pueblo lo robado, no vaya a ser que de repente, si es que la Iglesia Católica no pide un nuevo perdón a los indígenas que solicitó en esa misma misiva nuestro presidente, se decida que aquello que nos prestaron, pertenece a lo robado, y luego ya ni te platico la danza para que se los devuelvan.
Y con esto último, de que si la Iglesia Católica debe de pedir un nuevo perdón por algo que sucedió hace quinientos años, o de que si le quitan o no el sello de excomulgado a Miguel Hidalgo, tampoco creas que es algo que, como mexicanos, nos quite mucho el sueño. Hagan lo que hagan, no nos afecta en nuestras vidas diarias. Hay demasiados problemas mucho más apremiantes en nuestro país, tantos que es complicado decidir si la violencia diaria y las miles de muertes que causa el narcotráfico son más urgentes que las miles de personas que viven en pobreza extrema o que los niños con cáncer reciban medicamentos o que se proteja a las mujeres de los feminicidios que azotan nuestros hogares o el que sí las mujeres sigan siendo consideradas como ciudadanas de segunda categoría, o claro, el atender la pandemia que ha causado miles de muertes prematuras.
En fin, yo en lo particular le prestaría una fotocopia de los códices y del mapa que andan pidiendo, y le sugeriría que la próxima vez se comuniquen a través del Zoom, como lo hacemos el resto de los mortales.
Saludos y gracias,