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  • Writer's pictureMiguel Esteva Wurts

bacalao



La primera vez que AnaP y yo hicimos el bacalao a la vizcaína -el guiso, nada que ver la posición noventa y cuatro del Kama Sutra… ojalá- fue la primera navidad que pasamos juntos de casados, aun sin hijos y solo con Mateo, el pastor aleman que nos regaló Mónica de regalo de bodas y que el pobre era menso como pocos, pero ese año fue cuando confundimos el frasco de pimienta con el de las alcaparras vaciándoselo enterito, y sin dudarlo, al guiso de pescado desherbado por lo que nos pasamos un buen rato pescando los mentados granitos de pimienta de la cacerola, o sea que decir que el de este año nos quedó como darle un buche al Golfo de México de salado gracias a un error de cálculo de mi parte, es algo positivo. Claro también se nos(me) olvidaron las almendras rebanadas o sea que salado y sin almendras, pero en una torta ni quién lo note o sea que no pasa nada. Bueno, salado, sin almendras y con muchas papas, porque ‘el clásico conocedor’, como bien diría Humberto, nos recomendó que agregar más papas le quitaba lo salado, por lo que para pronto fue hervir y pelar una bolsa adicional de papas incluida de último momento al bacalao para intentar rescatar lo perdido. Pero aparte de la sal, la falta de almendras y la sobre población de papas… bueno, y que le echamos de los chiles italianos esos de peperoncini, no las chilacas como viene en la receta familiar, porque no encontré chile chilaca en el super y cuando le pregunté a la señorita del super ‘excuse me, chile chilaca?’ me vio como de ‘…with your albures al WalMart’, pero bueno, la cosa es que estoy seguro de que el bacalao de este año nos quedó muy sabroso.


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