No quería, pero pues tu madre me mandó tus datos “de contacto” y me obligó a escribirte por lo de tus dieciocho años, así que lo hago aunque que quede debidamente asentado de que no lo hago por gusto, sino por obligación y pues para que vayas aprendiendo acerca de lo que acá le llaman como los “facts of life”, que de eso, como te habrás enterado después de convivir con ellos, tus padres no tienen ni la más mínima. Sad.
Tu platícale acerca de las pájaros y de las abejas, me rogó tú madre, porque de eso tu si que le sabes y el niño ya está en la edad de saber. Así me dijo, porque sabrás que a ti tus padres te encargaron mediante una carta que escribieron a mano a la central de cigüeñas en Estrasburgo hace justo 18 años, pero ese método ya no aplica para ustedes, los chicos de esta generación, con eso del Tik Tok que obvio nosotros no teníamos a nuestra disposición y que ahora es cosa de un click en tu celu’ para que los de Amazon te traigan tu adorable “bundle of joy” con todo y su dotación de pañales y leche en polvo, en la misma entrega en la que pediste el papel de baño, ‘Cottonelle’ porque es el que más absorbe y que tanta falta hace.
Así que mejor tu explícale, me instruyó tu madre, mi hermana, antes de que mi niño se vaya enterando por medio de alguno de sus amigotes esos, que lo que no saben lo inventan y luego nomás me lo desorientan, a mi hijito adorado, y de lo confundido nomás se termine perdiendo que si en el alcohol y las drogas y se le cruce el cableado en la cabeza y termine en la esquina del Doctor Vértiz y el Eje 2 Sur pregonando acerca del apocalipsis zombie que se nos avecina vestido de monje franciscano con todo y cordón y huaraches, porque justo eso sucede cuando no tienes un tío sabio y conocedor que dirija tu camino como dios manda, de que la juventu’, como tu, se nos descarrila.
Así que pues bueno, péscate tu agüita de horchata y de hombre a hombre entrémosle al tema. La cosa es que por un lado tienes al papá abeja, de nombre “Bob”, que resulta ser de los nombres más populares entre las abejas “niños”, y a la abeja hembra, a quien, por ser la “reinita”, pero más por razones del feminismo, no le pondremos nombre, no vaya a ser que resulte ser el nombre de una feminista militante y vayan y te golpeen y acabas igual, pregonando en la Colonia Doctores que coincidimos, no es de lo más segura en la CdMx y que si vas a terminar previniéndonos acerca del apocalipsis de zombies a todo pulmón y con el libro sagrado en mano, mejor que sea en una esquina un poco más nais’, así que vete apalabrando la de Reyna y Altavista para que te des tus ‘breaks’ de andar pregonando y puedas regresar a echarte una sopita de elotito. Calientita. Disculpa, me desvío del tema. De regreso a las abejas. Cabe agregar que a las abejas macho las reconoces rápido porque usan un delantal que dice “Dad is the Cook” aparte de que tienden a ser más bigotonas, no por otra cosa si no porque no van tanto a que les depilen los pelos faciales como a las abejas mamás. Total, para no hacerte el cuento largo, el papá abeja y la mamá abeja, después de mucho tiempo de conocerse y de quererse mucho mucho mucho, así mucho, se casan en una linda pero breve ceremonia que es presidida por el Arzobispo, aunque luego, por lo mismo de la edad del Arzobispo y por lo de su vista cansada, el hombre de Dios termina aplastando al par de abejas que están por contraer nupcias y en vez de irse de luna de miel (literalmente… ¿¿get it??.. “de miel”… ¡¡¡¿porque son abejas?!!!), se las tienen que llevar a Gayosso (sucursal Felix Cuevas) así que mejor te platico acerca de los pájaros para tu cumpleaños diecinueve.