Ayer me llegó un amigo con la noticia de que planea votar por AMLO en las próximas elecciones. Tengo entonces, siete meses para convencerlo de su demencia, y que aunque la caballada esta flaca, es mejor el votar por El Santo (Q.E.P.D.), por “Chorizo” nuestro muy menso perro boxer, o por el sillón en donde escribo, que por el Mesías Tropical. Si no logro convencerlo, tendré que verme ante la penosa necesidad de “perderle” su credencial para votar con fotografía, y convertirme en un mapache electoral, porque dudo mucho el poder hacerlo cambiar de opinión con una bolsa de víveres de la canasta básica aunque incluya una torta de jamón y queso.
Para empezar, le recordaría que El Peje ya se auto invistió como presidente una vez, y hasta donde entiendo, sigue vigente lo de “sufragio efectivo no reelección”, aunque claro, con eso de que algunas veces no leo la letra chiquita, igual lo cambiaron y yo ni enterado. Pero bueno, está bien, coincidamos que fue presidente “de a mentis”, y que la banda presidencial que se puso para presumir de que él era el presidente legítimo fue una que le tejió su mamá, y que el gabinete al que nombró (incluyendo a “mi querida Elenita” refiriéndose a Elena Poniatowska) fue elegido como cuando se escogían equipos para jugar futbol en el patio de la primaria (mi primer encuentro con la dictadura del dedazo: viendo aterrado como escogían a todos, hasta que solo quedábamos el niño al quien recién le habían puesto los frenos de caballo para que el metal de su ortodoncia hiciera juego con los soportes metálicos que salían de sus zapatos ortopédicos, y yo).
Pero repito, las opciones están raquíticas. Descartemos de entrada al PRI con una sola estadística: después de 77 años del PRI, (ok, más 12 del PAN) el 5.5% de los mexicanos continuan siendo analfabetas. Con 77 años de reinado del PRI (la mayoría de una monarquía cuasi absoluta), no es concebible el que más de cuatro millones y medio de mexicanos no pueden leer ni “mi mamá me mima”. Por si nos faltaran razones adicionales de no votar por ellos, tan solo por ese dato debemos de descartarlos, por más de que Meade, como insiste mi papá “tiene facha de gente decente” y quien lo impresiona porque va a misa de seis todos los domingos (igual de asiduo era Tomás de Torquemada yendo a misa, pero bueno).
Habremos también de eliminar al candidato de la bipolaridad: el de la izquierda pero también el de la derecha; el que tendrá que legislar en pro a los derechos de los LGBT pero quien en su interior, allí, en el mero centro de sus creencias espirituales, bien sabe que todos los LGBT arderán en la eternidad atizando el fuego a un lado de Lucifer; el que idolatrará el monetarismo Thatcheriano pero que tendrá que repartir dinero en gastos sociales cual Hugo Chavez; el azul pero también el amarillo. O vice versa. En todo caso, recomiendo invertir en litio.
A los independientes “principales”: una solapada por ángeles celestiales, y el otro con su culto a tener su foto en primera plana, esperaremos hasta que recaben firmas para descartar.
Ok, ok… pero ¿AMLO? Veamos. A pesar de haber tenido doce años de tener nada que hacer excepto el pensar en propuestas coherentes, repito, doce años, llega con las siguientes que sirven como ejemplo de falta de claridad mental: 1. Amnistía a los líderes narcos; 2. Reubicar el nuevo aeropuerto de la CdMx: y 3. Regresar el Boeing 787-8 estrenado por el actual gobierno.
1. Quizá sea cuestión mía o del abecedario, no sé, pero la FARC y los ZETAS nomás no son lo mismo. Una cosa es la guerrilla (ok, con apoyo del narco) y otro es el narco mexicano: un negocio altamente lucrativo donde a los capos el dinero les cae a borbotones, gozan de poder absoluto y en donde las cabecillas van y vienen, como las buenas intenciones. Quienes ríen más fuerte cuando apresan a los jefes son los que heredan el negocio al momento en que hacen clic las esposas con las que maniatan a sus ahora ex jefes. Tendrá el Peje muchas plumas Bic y hartas palas para firmar infinitas amnistías y descubrir miles de fosas, porque al segundo que firme una amnistía con un jefe de jefes, habrá veinte suplentes acribillándose por reemplazarlo.
2. En lo particular, no tengo mucha experiencia en construir aeropuertos, una vez armé uno de Lego para mi hijo, pero hasta allí. Lo que asumo, es que no son tortas y no pides que te construyan uno nuevo como cuando le pides al de La Castellana “seas malito, voy pagando y me vas enchilando otra de milanesa pa’ llevar, porfa”. Pero tal vez me equivoque, chance sí sea sencillo el decir “que siempre no, que no nos gustó tanto este aeropuerto, que a quien le andamos devolviendo el vuelto de los 186 mil millones de pesos”.
3. Después de ver el video donde el Peje copilotea una Cessna piloteada por Chuy (o como se llame) argumentando que esa avioneta es todo lo que él necesita, nos preguntamos: ¿Qué? ¿El líder de la treceava economía del mundo llegando a Davos en su Cessna de tres plazas después de setenta horas de vuelo, la sal de océano desgajándose de su humanida’, después de haber hecho de “aguilita” sobre el Atlántico catorce veces porque el jamón se echó a perder a medio vuelo, irrumpiendo el espacio aéreo internacional a 250km/hr con Elenita entumida en el asiento trasero y una vez en la pista pidiéndole a los viene-vienes de Trump que muevan el Air Force One, “nomás tantito para que’l Chuy estacione allí al ladito, porfa”?
La caballada está flaca, por lo que Marichuy, curandera y activista, parece una mejor opción que cualquiera de los que han rondado, cual zopilotes debajo del Cessna, el poder durante tanto tiempo.