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  • Writer's pictureMiguel Esteva Wurts

3 mar 23 - de extraños, locuras y metas


En la universidad nos enfrascábamos en un debate que es la definición de discusión bizantina: de que quien era más extraño, quien es extraño por naturaleza, o quien intenta a propósito ser extraño.


Las opiniones fluctuaban y nos dividían, y había surgido gracias a la naturaleza de dos de los nuestros: Steve cuyas acciones parecían ser dotados con el ser extraño de nacimiento, o David quien parecía hacer un esfuerzo por ser diferente, sus comentarios y sus acciones dando la sensación de que buscaba ser distinto. Cual si no fueran el foco del debate, tanto Steve como David participaban en nuestra estúpida discusión, que, junto con otras polémicas igual de intrascendentes y acompañadas por saludables dosis de cerveza, duraban horas enteras. La realidad, muchos años después concluí, es que cada quien somos extraños en nuestra propia manera, pero eso no eximió el que en nuestro dormitorio, como conocedores de todo que éramos, cada quien aventara sus opiniones al respecto, apoyados por la juventud y el alcohol.


Mi pregunta del día de hoy es, ¿puede estar loco quien se da cuenta de su propia locura? o si más bien, por el simple hecho de creer que la estas pediendo, en realidad te hace ser el más cuerdo de todos. Dunno.


Igual me siento ahora con esta idea de publicar algo, lo que sea esto que publico, a diario. Entiendo la futilidad en mis acciones, la cercanía con la que bordeo la locura de escribir y no ser leído, y sin embargo no me quiero detener con esta necedad. A este punto, insisto en pensar de que no me importa si me leen o no, si lo que escribo es enorme, es una mierda enorme, o simplemente una mierda. No me importa. Es la meta. Mi meta.


Cual si hubiera sido invocado por mi ‘personal yisus’ como dirían los de Depeche Mode, ayer salió un artículo en The Guardian acerca de un cuate que corre un maratón a diario, levantándose, junto con sus dos perros, a correr las 26 millas reglamentarias a las tres de la mañana. Mi meta es menos ambiciosa, publicar diario un algo de mínimo trescientas palabras.


Escribiré un diario, que lo haré público. Mi locura personal.


El día de hoy admito, estuve enojado. Le ofrecí a mi madre ayudarle con “la administración” del edificio, pero la verdad es que no sé en lo que me metí. Ella quiere que “solo le pague a los proveedores”, incluyendo el pago mensual de impuestos y de la luz, que son los dos pagos que más le preocupan. Pero, apenas unas horas entrado en este trabajo, y ya estamos elaborando una tabla de gastos, un listado de proveedores y una serie de cosas que hubiera asumido ya tenían. El problema con el que nos enfrentamos el día de hoy, fue que no pudimos entrar al portal del banco, que porque solo la administradora tiene el token que se necesita para hacerlo. Todo surgió porque la actual administradora, la aun dueña del token bancario, les renunció a mis jefes, quienes ahora tuvieron la ocurrencia de que el hombre que funge (¿fungía?) como vigilante del edificio, hombre quien lleva sentado años en la entrada verificando credenciales e identificaciones, la haga de administrador. “Ha visto como funcionamos, sabe como somos” me explicó mi mamá a modo de explicación de la promoción.


No sé, no pregunten como resultará esta maniobra.


En fin, si de nada sirve, por lo menos tendré cosas adicionales que escribir en este diario que catalogará mi descenso final a la locura.

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