Hoy es el 18 de marzo, fecha que entiendo no quiere decir mucho para nadie excepto para nosotros, los mexicanos, porque es el día en el que se celebra nuestra gloriosa expropiación petrolera. Tenía mayor significado en primaria, cuando con tantita suerte tocaba un súper puente, haciendo mancuerna con la celebración del natalicio de Benito Juárez, quien aparte de ser el Benemérito, tuvo el buen tino de nacer al mero comienzo de la primavera.
Tampoco es que en la actualidad a mi, como mexicano, el día de la expropiación petrolera no me quiera decir mucho. “Estás pirado” me recriminó AnaP, “el petroleo ha jugado un papel muy importante en el crecimiento económico del país”. Ok, no usó esas palabras porque AnaP no es Notimex, pero algo así dijo. Obvio que el petroleo ha sido trascendente hinchando a mucha gente con harta lana, pero vamos, la expropiación petrolera sucedió en 1938 y ya habrá pocos quienes recuerden el evento en si. Lo que sí sé, es que año con año la sábana superior de políticos nacionales aprovecha para irrumpir en discursos quebrándose el alma de lo increíblemente patriótico que fue el asunto, eso de arrebatarle el subsuelo mexicano a las grandes y corruptas transnacionales europeas y norteamericanas para entregárselo al muy eficiente y poco corrupto monopolio del petroleo nacional.
Como chilango en quinto año de primaria, lo único que la expropiación petrolera significaba para mi era el que las gasolineras en el entonces DeFe eran solo Pemex, y bueno, la vez que fui seleccionado por la Liga Olmeca y nos tocó enfrentarnos a los poderosos chavos de la Liga Petrolera, liga infantil beisbolera que quedaba dentro de los confines de la refinería conocida como ‘dieciocho de marzo’ y cuyos peloteros eran temidos por todos. Nos apalearon por supuesto, con todo y el que los uniformes de los seleccionados de la Liga Petrolera aun eran de esa lana gris y áspera que picaba la piel, y nada tenían que ver con nuestros uniformes terminados en fino poliéster sintético derivado del petroleo que siempre brillaba como recién sacado de la lavadora.
Regresando a lo del dieciocho de marzo y a eso de la expropiación petrolera, y en viendo en que en realidad estoy terminando de escribir esto un día después, apunto que en efecto, nuestro patriótico actual presidente aprovechó para dar un discurso de esos que hierven los nopales con fervor nacionalista, reclamándole con furia en la lengua, al par de diputados gringos que semi sugirieron el que los Estados Unidos enviara a los ‘Marines’ al territorio mexicano a combatir el narcotráfico, con eso de que hace unos días secuestraron y mataron a un par de gringos que fueron a operarse en Matamoros. Filmado de todos los ángulos posibles, era evidente el que cada mechón del pelo blanco de nuestro actual presidente estaba engomado muy al estilo de otros líderes populistas de antaño, igual que el pelo de Leonardo, el compañero del “Williams Kinder Garden” de Moira, cuya mamá lo peinaba con jugo de limón para que sus cabellos de párvulito no perdieran su lugar.
Por supuesto acá la noticia del iracundo discurso del actual presidente no trascendió, vamos, ni siquiera apareció en las planas posteriores de los periódicos, y estoy seguro de que en La Casa Blanca ni enterados estaban de los planes de auto defensa que ya tenía armados y visualizados nuestro actual presidente debajo de sus bien engomados pelos blancos.
Pero bueno, ya es 19 de marzo, y la verdad es que ya se nos olvidó el 18.
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